Los antioqueños no somos la última Coca-Cola del desierto



Soy antioqueño, viví mi infancia y los primeros años de mi adolescencia en Medellín, pero he tenido la oportunidad de vivir y conocer también, desde temprana edad, ciudades inmersas en culturas que, aunque pertenecen al mismo país, le aportan rasgos muy particulares a sus gentes.

Hay muchas personas que creen que esas particularidades que le aporta una región a la personalidad de sus gentes los hacen radicalmente diferentes a los que son de otras regiones, las características físicas, acentos, maneras, las expresiones, regionalismos o modismos... y hay muchas personas que le tienen miedo a lo diferente, creen que esas diferencias convierte a los otros en una amenaza, es cuando empiezan a aparecer los regionalismos peligrosos (algo parecido a lo que sucede con los fanáticos de los equipos de fútbol).

Lo cierto es que esos sentimientos de diferencia irreconciliable no son más que estupidez. En todas las regiones que he conocido, no necesariamente porque haya vivido en ellas, sino porque siempre he estado dispuesto a leerlas y entenderlas a lo largo de mi vida. En todas hay gente estupenda, inteligente, sagaz, brillante, amable, trabajadora como también hay todo lo contrario, ¡sin excepción!

Puedo decir que tres regiones han sido determinantes en mi vida: la antioqueña, la pastusa y la caleña. En ese orden cronológico, no por primacía o alguna otra tara mental. No puedo decir que haya una mejor que otra. Antioquia tiene gente amable, sí, eso es cierto, como también lo es que la amabilidad del nariñense también es una característica fuerte de los habitantes del sur occidente del país. Pero no se quedan atrás los caleños que también son amables y queridos. Las diferencias son de modos, acentos y es posible que algunos rasgos genéticos sin importancia a la hora del café.

Creí que pertenecía a una raza superior, pero no, de hecho Antioquia no tiene una raza diferente a la del resto de colombianos criollos, con algunas variaciones normales en cada región, pero en esencia todos somos colombianos. No, no tenemos una raza especial en Antioquia ni somos la última Coca-Cola del desierto, tampoco hay tal en otras regiones. Las diferencias nos hacen iguales, todos tenemos cualidades y defectos, normal.

La variedad cultural de Colombia es lo que la convierte en un país maravilloso.

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