¡Esta gente está de más en nuestra sociedad!

Hoy venía en la ruta P30A del MIO que es la segunda que tomo cuando atravieso la ciudad en este medio de transporte que, entre otras cosas, me parece buenísimo en muchos sentidos.

Hice cambio de ruta en la estación San Pascual, había mucha gente y a todos los que nos subimos a esa ruta nos tocó de pie. En la parte trasera me acomodé como pude y tras de mi venía un señor de unos 65 años aproximadamente, pelo totalmente blanco. El señor se agarró de uno de los tubos laterales anunciando "mejor me agarro duro para no caerme". Fue tan evidente su presencia que una pareja de imbéciles junto a los que se ubicó el señor, de esos que tienen que justificarse cuando saben que no están haciendo lo correcto, empezaron a decir duro "la gente tiene que dar la silla azul a los mayores" y contar una historia de esas típicas "la otra vez no le querían dar la silla azul...". ¡Qué descaro, qué hipocresía! No se imaginan la piedra que me dio. Este tipo de cínicos está de más en nuestra sociedad. Sobran, estorban.

Me imaginé a mi papá en la situación del señor y me imaginé yo, dentro de unos años, en esa situación. A ellos casi me los imagino, pero frené en seco el andar de mi cabeza y los borré del futuro. Gente así no merece estar en la sociedad con la que sueño. Lo siento pero no. No es que les desee la muerte, aclaro que no se las deseo, pero no quiero compartir el mismo espacio con esa gente. Es mi opinión, que armen un país que los merezca en una isla aislada.

Temblando de la ira, viendo al señor tratando de sostenerse, apretujado porque no cabía una aguja, me atreví a cuestionarlos diciéndoles mientras los miraba con desprecio a ambos --al señor y la señora que tendrías unos 45 años-- ¿ustedes no son capaces de cederle el puesto al señor? No se los dije de una, creo que nadie debería pedir el puesto, creo que es algo tan obvio y automático que me choca la escena de alguien pidiendo el puesto para sí o para terceros. Pero tenía que hacerlo y lo hice.

Uno de los ignorantes, el señor, ¡me respondió que él se había sentado en una silla gris! Es en serio. Como si eso tuviera que ver y se lo dije eso no tiene nada que ver, azul o gris se trata de cultura, de educación, es el colmo que ustedes que no tienen más de 50 años sean incapaces de cederle el asiento a alguien que lo merece más... ¡Y no le dieron el puesto, ellos creían con firmeza que el color del asiento determinaba si en él se podía o no sentar una persona mayor! No les quité la mirada de reproche ni un segundo. Hay cada bestia suelta.

El señor se bajó, luego me bajé yo. Ellos, estoy seguro, se bajaron más adelante y llegaron a su casa a encender el televisor para ver protagonistas de nuestra tele. El sábado verán sábados felices y suso el paspi. No leyeron Nacho Lee sino condorito. Si en sus manos calló alguna vez por accidente Mafalda, no la entendieron, demasiada filosofía para ellos. Claro que es posible que hayan visto las novelas de Corín Tellado, pero leerlas, no.

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