El Gobierno "Duque" y la Banca no quieren salvar las MiPyMes

El drama de las MiPyMes en Colombia

Muchos emprendedores estamos hoy enfrentados a la quiebra, y por ella, a la compleja pero inminente decisión de tener que despedir a nuestros empleados y posiblemente cerrar definitivamente nuestros negocios, cosa que hemos intentado dilatar solo por algunas razones como la empatía, la moral y la esperanza, nos ponernos en los zapatos del otro así nuestros zapatos nos tallen como nunca antes lo habían hecho. Por ejemplo: 


  1. La esperanza ante los anuncios (mentirosos) hechos por el Gobierno Nacional para, según ellos, mitigar la crisis económica a través de alivios concedidos líneas de crédito con tasas mínimas y tiempos muertos significativos. Finalmente esto sería para salvar al país en general, la economía que mueve al país, pero no, al gobierno no le interesan salvarnos, no a los pequeños, están enfocados en las grandes fortunas que los eligieron para hacerlas aún más grandes. Cáfres. 
  2. La esperanza de Salvar nuestros negocios y empleos, resulta que los microempresarios (yo incluido) somos auto empleadores, además de darle trabajo a otros, también vivimos de la actividad que desarrollamos en nuestras empresas.
  3. Salvar también el empleo de nuestros colaboradores. Ellos viven de un sueldo, sus familiar viven en algunos casos de ese mismo sueldo y es doloroso saber que esas personas que han ayudado a construir tu empresa cada día queden desamparadas y que además el Gobierno no comprenda el descalabro social que esto supone.
  4. Salvar a proveedores, nuestra actividad también genera el surgimiento de otras microempresas, familia, amigos, emprendimientos que nos tienen algo que necesitamos o que nacen para satisfacer nuestra demanda. Mi madre hace postres para mi empresa y con eso ella paga a su vez a una empleada que ahora también está en el limbo. Y le compro a otros pequeños emprendimientos. Es decir, la crisis económica al igual que la crisis epidemiológica tiene también un factor de crecimiento exponencial en varios frentes. 

En el caso de mi empresa tengo 4 empleados directos.
Ellos pertenecen a familias conformadas por entre 3 y 4 personas en promedio. El tema exponencial sigue muy presente en esta crisis.

Si bien la empresa tiene dos años y medio ya, durante el 2019, en su segundo año logró estar muy por encima del punto de equilibrio, sin un solo mes dando pérdida, tuvimos que cerrar, como muchos, desde el 17 de marzo debido a la crisis sanitaria a la que nos enfrentamos todos.

"Punto de equilibrio:Cuando las utilidades generadascubren los costos fijos y variables, sin dar perdida."


Cerramos nuestras puertas por responsabilidad con todos. Empleados, clientes, nosotros mismos, nuestras familias para no ser un vehículo de contagios, todos nos fuimos a casa.

Nunca pensamos que iba a ser por tanto tiempo. Nadie se imaginaba lo que se nos venía encima.

Ya como empresario, sabiendo que el negocio se sostiene con las ventas diarias, la crisis era muy clara. Pero la rapidez de los hechos nos tomó desprevenidos, no estábamos preparados. No toda las empresas cuentan con productos fáciles de comercializar por domicilio, y también apareció el dilema del peligro que suponía para la salud el tener tanto contacto con domiciliarios, con la gente a la que se le entrega, con el dinero yendo y viniendo, dónde prepararlo y cómo pagar, preguntas que en mi caso surgieron entendiendo que en nuestro negocio no ofrecíamos domicilios antes y que la cocina era pequeña, echa para un modelo de servicio que no exigía mucha preparación y un mínimo espacio de trabajo. Esto nos cogió con los calzones abajo.

Por supuesto empezamos a mirar alternativas, en principio, pero la responsabilidad de tener personas mayores de 70 años nos atemorizó. Yo me encuentro ahora en casa de mis padres y ambos son mayores, así que cómo ir a producir en el local sin ponerlos en riesgo de contagio al volver a casa cada día. Es un tema de mucha responsabilidad, pero también de mucha responsabilidad con el país, toda vez que muchos de nosotros puede portar el virus sin saberlo.

Hoy es un tema de mucho cuidado que nos pone a pensar mucho en el peligro al que nos enfrentamos cada vez que, por fuerza mayor, tenemos que poner un pie fuera de nuestras casa. Bueno, pero eso ya lo sabemos.

Escuché un programa radial, al que justamente me habían invitado para hablar de la crisis. Nunca pude porque a la batería de mi portatil le dio por sacar la mano después de 9 años de impecable servicio y justamente en medio de la pandemia y la conexión tenía que ser desde el computador por la imagen de Facebook life y por el móvil para la voz. Al final no se pudo. Tras la frustración, me quedé escuchando la posición de dos empresarios del sector restaurador que entrevistaron.

Restaurador = Gastronómico


Una de las posiciones, la de un reconocido panadero de Bogotá era que estábamos mal por llevar ya un mes sin vender “un pan” pero que en Colombia éramos muy berracos, y que íbamos a salir de esta a pesar de que quién sabe hasta cuando podíamos aguantar, pero decía  que abriría el próximo 27 de abril nuevamente y que iba a resurgir. Eso decía uno de los empresarios, un panadero exitoso. El señor lloró, sinceramente, no fue un show.

El otro empresario, un restaurador de Chapinero, también en Bogotá, no apeló al positivismo, ni a la esperanza, sino a la cruda realidad como el pago de nómina, seguridad social, arriendo, compra de insumos, pago de proveedores, impuestos…  Y a lo irreales que son estos decretos que buscan otorgar líneas de crédito, como los de Bancoldex a través del filtro de los bancos en los que nosotros, los empresarios, tenemos las cuentas de nuestros negocios. 

En mi caso, estoy totalmente de acuerdo con este último empresario, y seguramente el primer empresario, el panadero, también. Solo hay que ir a los números de los gastos de nómina en el PyG de cada empresa para palidecer.

El pasado 2 de abril, apenas salió la línea Bancoldex Colombia Responde para Todos, nombre esperanzador, promisorio y que “está“ dirigida a Micro Pequeñas y Medianas Empresas me puse en contacto con Bancolombia para solicitar la ayuda y no despedir a mis empleados, que era uno de los objetivos para acceder a un crédito de este “alivio económico” que buscaba según el Gobierno evitar los despidos masivos y era mi objetivo también, no tener que despedirlos, el 14 de abril, doce días después de haberlo solicitado me llamó la gerente de Bancolombia.

Mis trinos al respecto:


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Hoy no encuentro otra alternativa que el despido. Es muy difícil que un microempresario venda anualmente $MIL MILLONES de pesos…

¿Qué microempresas venden $1.000.000.000?

Aspectos que no tuvieron en cuenta

Mi empresa está a nombre de mi mamá bajo la figura de Persona Natural, es legal, pagamos Industria y Comercio, tenemos NIT ante la DIAN, tenemos Cámara de Comercio, etc. Y pagamos cada mes la nómina de 4 empleados directos con prestaciones, Seguridad Social y ARL. Pero la realidad habla con claridad. Esta quincena de abril del 2020 ya no pude pagar la quincena. Las ventas fueron cero. Las puertaz del negocio están cerradas.

Así que la realidad dice que estas iniciativas del gobierno no sirven para todos, son publicidad muy bonita para que los beneficiados directos aplaudan, mientras otros negocios prósperos, unos de toda una vida, otros con escasos dos años y en pleno crecimiento - como el mío, estén al borde de la quiebra.

¿Que nos tenemos que reinventar? 


Sí, claro. Ya muchos estamos trabajando en adaptarnos para cuando reabramos -si podemos- porque no vamos a tener la misma cantidad de clientes, tal vez tengamos que dar un giro drástico para volver a empezar, tal vez ni siquiera podamos volver a empezar en lo mismo. Algo, claro, nos inventaremos mientras sembramos en nuestros balcones tomates, pimentones, ajo y cebolla (si logramos mantener los balcones, claro).

¿Que la esperanza y la fe son lo último que se pierde?


Lo sé, lo sé. No estaríamos hablando de la realidad si no fuera así.

¿Que no tenemos que esperar a que el gobierno y bancos nos salven? 


Un momento. No estamos pidiendo limosna, ni nada por el estilo. ¿Acaso no se han hecho ricos a punta de impuestos, sobre tasas, intereses despiadados que les pagamos todos?

Hay una realidad, pagamos impuestos cumplidamente, acá en Colombia de los más caros del mundo. Pagamos tasas elevadas a la banca, de la más caras del mundo también y rayando en la usura. Y mientras tanto el Gobierno, sus funcionarios, sus políticos, robando como si no hubiera un mañana.

Así que más que esperanza, lo que esperamos es una respuesta efectiva a nuestras necesidades porque pequeño o no, también movemos este país, también movemos los números de la banca.

Es hora de que dejen de robar aunque sea un poco y destinen eso a salvar la economía de Colombia.




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