No hay honor en acusar a alguien, sin pruebas, de ser "violador de niños"

¿Sos seguidor acérrimo de alguien? 

A partir del ataque que lanzó recientemente el senador Álvaro Uribe Vélez contra de Daniel Samper Ospina (o para ser realistas, en contra de todas las noticias de investigaciones que de una u otra forma siempre conducen a él, al expresidente, se entiende)  -todo a modo de cortina de humo-  acusando al columnista de ser un "violador de niños", tomé "partido" inmediatamente por dos razones fundamentales.

La primera razón, porque no hay honor en acusar a alguien de ser un "violador de niños" sin denunciarlo ante las autoridades competentes presentando las pruebas necesarias, no podemos permitir que haya por ahí violadores de niños sueltos y mucho menos con poder y acceso a medios de comunicación. No se puede acusar a nadie de un crimen despreciable por el "todo vale" tan de Uribe.

La segunda, porque no puede dejar de sorprenderme que un senador de la República pueda ser tan bajo (ok, ok, no me sorprende de un senador y no me sorprende de este senador...), es un expresidente que no se comporta como tal.

Ahora bien, lo que me preocupa no es que Uribe ataque, es su estilo, el único recurso desesperado que cabe en su cabeza resentida y vanidosa que lo encuentra como algo válido para hacer política, y algo típico en el tipo de personaje político que él mejor que nadie encarna. Lo que verdaderamente me preocupa es la capacidad intelectual de algunos seguidores de estos personajes públicos. Esa misma "capacidad" que ellos (Uribe más que cualquiera) conocen bien a la hora de dirigirse a ellos. Uribe sabe que un buen porcentaje de sus seguidores no tienen la capacidad de cuestionarlo, él los "hipnotiza" al mejor estilo de un culebrero.

Y es preocupante porque a todas luces, sus seguidores dan por cierto cualquier canallada que sale de las tripas del "líder" al que siguen. No importa que no haya ningún argumento de peso, sencillamente no lo van a discernir, no tienen la capacidad para poner en duda nada que nazca del cuerpo de su salvador. Son seguidores incondicionales de alguien, y al serlo demuestran que no importa lo que este haga, si es bueno o malo, si se enriquece a costa del poder que maneja, si usa el poder para negocios personales y familiares cuando, en principio, se le ha dado la confianza para usar el poder para el bien común (para eso se eligen a los políticos ¿no?).

Comentarios

dixonfelipe1 dijo…
No defiendo ni a uno, ni al otro, pero me parece el colmo que una persona que se la pasa difamando de los demás y dejando en ridículo a todo el que no piensa como el, ahora se las dé de ofendido. Le dieron de su propia medicina. Ojala ambas partes aprenda a respetar para luego exigir respeto.

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