¡En Cali falta voluntad, sobra codicia!

El desarrollo de Cali no puede ser frenado en materia de movilidad vial solo porque la administración y los transportadores no pudieron ponerse de acuerdo (con tiempo suficiente y previamente pactado) en cómo hacer la transición, de un modelo desorganizado, incómodo e ineficiente (aunque no para los transportadores tradicionales, pues es rentable) a un sistema de transporte masivo de pasajeros (como el MIO) que le ha cambiado radicalmente la forma de desplazarse a los caleños y que ha intervenido físicamente a la ciudad.

El vencimiento de términos para que el viejo parque automotor y las empresas de transporte urbano de pasajeros se integraran al sistema venció por la lentitud, los intereses de unos pocos empresarios que no quieren dejar la rentable guerra del centavo. Si hay culpables frente a la situación actual son ellos los mismos transportadores y también la administración local, ambas partes incapaces de negociar un modelo viable para la ciudad. Es grave que en varios escenarios Cali y en general el Valle del Cauca hayan perdido liderazgo, poder de negociación, credibilidad y legitimidad.

Los grandes perdedores, más allá de las pérdidas materiales que ocasiona esta guerra urbana, somos los usuarios del sistema que hemos visto la ventaja de contar con un sistema de transporte eficiente y cómodo sin tener que pasar por los abusos e incomodidades del siempre improvisado transporte tradicional urbano. Los daños al sistema lo pagamos todos los ciudadanos, incluso aquellos que no usan el sistema.

Es inaceptable que haya amenazas a la vida del secretario de tránsito de Cali y pongan en jaque a la ciudad.

Muy grave lo que está sucediendo en Cali y es lamentable que los actores que tienen que ver con el transporte en Cali no tengan la capacidad de concertar un arreglo donde además de no perder ellos gane la ciudad y la ciudadanía. Falta voluntad, sobra codicia.

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