Es la hora del cooperativismo



Siempre he creído en el cooperativismo, desde que por allá, en 1988, fundé la Corporación Estudiantil de Ahorradores, COESDA, con el apoyo de mis compañeros del colegio. Una especie de fondo de ahorro de la que eramos socios la mayoría de integrantes del curso y que se dió a raíz de 11 mil pesos que nos sobraron de la venta de papel y cartón recogidos con el propósito de donarle a una escuela de bajos recursos un pupitre nuevo; cada grupo de colegiocompetía por ser el grupo que más papel y carton recogiera.

COESDA fue un emprendimiento inspirado en la historia que Jaime Posada de Greiff -mi papá- me contó en repetidas ocasiones cada que yo empezaba a ahorrar en una alcancía. Me lo contaba buscando tal vez sembrar en mí la semilla emprendedora que en su sangre había. COEXITO era la historia de un grupo de jóvenes amigos que crearon, juntando algún dinero, esa empresa antioqueña. Mi papá me decía que las generaciones posteriores, hijos, nietos… tenían la posibilidad de educarse en las mejores universidades del país o del mundo gracias a que la unión de ideas de sus fundadores terminó forjando una empresa sólida y, por supuesto, rentable.

A mí esa historia siempre me gustó, al punto que convirtiéndome en profeta lejos de mi natal Medellín (la forma más fácil de ser profeta) y luego de haber vendido el papel y el cartón que recolectamos con mis compañeros del Instituto Champagnat de Pasto quedaron los 11 mil pesos y entramos en la discusión de qué haríamos con ellos. Una idea fuerte era la de irnos de paseo. Así que les propuse a todos, contándoles la historia que mi papá me contó a mí, que convirtiéramos ese dinero en el capital de una corporación, ahorrando semanalmente. Así creamos un sueño, con estatutos, junta directiva y hacíamos préstamos no sólo a los socios sino también a los profesores del colegio. A partir de ese año, y hasta que nos graduamos, COESDA fue el patrocinador de las fiestas patronales del colegio que cada año los alumnos del último grado tenían que financiar haciendo actividades previas o prestando entre todos el dinero para poder realizarlas y reponiéndolo después con el dinero de la venta de alimentos, entradas a los partidos, etc. Desde que COESDA entró en escena recurrían a nosotros para solicitar el préstamo para realizar las fiestas y al final nos pagaban el dinero prestado más los intereses de rigor. Nos sentíamos grandes, éramos grandes.

Por eso creo, después de 23 años de la fundación de nuestro “pequeño banco” que en la unión de fuerzas está la esperanza de nuestras sociedades. En la unión de fuerzas para darles cátedra a los gobiernos sobre cómo se hacen las cosas y obligarlos así a corregir sus errores de corrupción en inequidad. Esta es la razón de ser de las fundaciones, corporaciones y cooperativas que existirán mientras haya corrupción en las esferas gubernamentales.

COESDA se mantuvo hasta el 91. Hoy sueño con la unión de fuerzas con función social y educativa. Finalmente la educación es lo único que puede garantizar la equidad y ética social.

Occupy Wall Street o la esperanza de la sociedad despierta... seguir a la próxima entrada.

Imagen en esta entrada tomada de: http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:San_Juan_de_Pasto_de_noche.jpg

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